I bet you weren't expecting this any longer, were you, J? Well, I did write it with your Bday in mind (or rather completed it; some of it might actually seem familiar). But the thing is, I knew Sas was posting a story of her own, and today IS after all San José (Saint Joseph's) so I thought it'd be better if we posted on separate days, given there was an official excuse
(and also, I was worried to BDay stories could damage your ego severely
)
As most of you will soon see (assuming the title didn't give me away), this is in Spanish (which I know is a mayor put off :p ) But do know that I've been informed of someone actually trying to read through this with little to no knowledge of Spanish... ( Can you believe they say she's EVIL?
)
On a last note (one I keep forgetting to add) this takes off from the end of Church of Metropolis, before Superman flies to Lois's apartment. I played from then on. AnnaBTG, thanks for giving this a look (or a couple) and doing it so fast. You gave me great suggestions (plus, your Spanish is amazing!
)
Jose, I hope you had a great Birthday and also a good San José.
Cris
Nunca terminamos de bailar Los primeros compases de "Fly me to the moon' emanaron del equipo de música y la cálida voz de Frank Sinatra pronto llenó la habitación. Lois se movía lentamente al ritmo de la canción, dejándose llevar por la música mientras pasaban por su mente los acontecimientos de los últimos días.
Aunque estaba segura de que nunca perdería a Clark, la presencia de la rubia fiscal del distrito, Mayson Drake, le inquietaba. No era sólo que su falta de sutileza cuando se le insinuaba a Clark le irritase, no. Lo pero era que a él no parecía molestarle su evidente descaro. Jamás hubiera pensado que a su tímido compañero le atrajese ese tipo de mujer. Quizá era esa timidez lo que le impedía rechazar abiertamente a la joven abogada. Clark siempre actuaba con pies de plomo; intentando no hacer daño a nadie. Incluso cuando era inevitable, procuraba hacer las cosas de tal forma que la caída doliese lo menos posible.
Sí, eso era. Sólo intentaba ser amable.
Su convicción, no obstante, duró escasos segundos. Esa molesta voz de su interior, obcecada en atacar todas sus inseguridades, hizo una nueva aparición estelar. Curiosamente, esa voz parecía enterrada en el aspecto profesional de su vida; se encargaba exclusivamente de atacar a Lois donde más le dolía, hacía resurgir todas sus dudas, sacando a relucir la vulnerabilidad que ella con sumo cuidado trataba de ocultar al mundo. Pero, al fin y al cabo, ¿a quién le importaba que su vida privada fuese un desastre? Tenía una carrera más que satisfactoria; no necesitaba nada más aparte de su éxito profesional para ser feliz. ¿O no? Y si a Clark no sólo no le molestaba sino que le halagaba la actitud de Mayson, si correspondía sus obvios sentimientos, ¿por qué tenía ella que preocuparse? A fin de cuentas, era su mejor amigo, nada más. Si algo le hacía feliz –si Mayson podía hacerle feliz- ¿qué tenía ella que objetar? Como su amiga, no podía sino alegrarse por él y apoyarle en todo momento. No podía adoptar ninguna otra actitud; máxime cuando meses atrás le había reprochado a Clark su comportamiento en todo lo referente a Lex.
Con cierto sentimiento de culpa, recordó cómo se había negado a escuchar sus explicaciones e incluso le había acusado de dejarse llevar por los celos.
Celos. Esa había sido la única explicación admisible para ella. Él, claro, lo había negado; no con excesiva vehemencia, pero tampoco había sido necesario. Al fin y al cabo, el tiempo le había dado la razón. Pero, además, ¿no cabía esperar que su relación con otro hombre, criminal o no, le doliese? ¿No tenía derecho a sentir celos? ¿Acaso no los había sentido ella al verle besar a Mayson?
<<Espera un momento... ¡Yo no estoy celosa! Sólo me preocupo por él. Eso es lo que hacen los amigos. >>
Sus breves esfuerzos por justificarse fueron infructuosos. No necesitaba que la molesta voz le reprochase su cinismo. Era una de esas reacciones que con el tiempo se habían convertido en instintivas; uno de esos mecanismos de defensa destinados a proteger sus sentimientos de cualquier amenaza. Se había jurado tiempo atrás que su corazón y su mente eran y serían siempre suyos y de nadie más. Ninguna persona –ningún hombre- tendría el privilegio de destrozar sus sueños y esperanzas. Nunca más. Y lo había cumplido... hasta que apareció Clark. Contrariando a su voluntad, las defensas que tan cuidadosamente había levantado habían ido cayendo poco a poco. Era tan fácil confiar en Clark, dejarse llevar por la emoción que se reflejaba en sus ojos. Si no le hubiese conocido, jamás habría creído que un hombre pudiese defender las más perfectas virtudes con semejante convencimiento. La verdad, la lealtad, la amistad... no eran sólo palabras para Clark; eran una forma de vida; unos valores cuya violación siempre sería algo inconcebible para su a veces ingenuo compañero.
Cuando Lois volvió a prestar atención a la música, hacía tiempo que "Fly me to the moon' había terminado. Se acercó al equipo para volver a poner la canción, pero cuando estaba a punto de pulsar el botón, la suave voz de Sinatra la detuvo:
" So deep in my heart that you're really a part of me.
I've got you under my skin ¡Qué bonito parecía el amor cantado con tal dulzura! La agresiva Lois Lane, en otros tiempos conocida –para orgullo suyo- como Perra Rabiosa Lane entre sus compañeros de redacción, se veía forzada a admitir que encontrar el amor verdadero debía ser maravilloso. Y no pensaba en el amor de los cuentos de hadas; sólo imaginaba a una persona capaz de sentir por ella lo que Sinatra cantaba con tanta devoción. Alguien que supiese valorar su personalidad, pero capaz a la vez de estimularla, de desafiarla. Alguien con quien pudiese hablar de cualquier cosa, trivial o no; que la comprendiese y apoyase, tarea no siempre fácil. Alguien... como Clark.
"I've tried so not to give in.
And I said to myself:
this affair it never will go so well Un momento. ¿Alguien como Clark ? Eso era ridículo. Clark y ella eran amigos... Muy buenos amigos, pero definitivamente nada más. Y aunque lo fuesen, jamás se atrevería a poner en peligro esa amistad por explorar unos sentimientos que acabarían, para no variar, en desastre federal. Y no, que Clark fuese distinto a los otros hombres que habían formado parte de su vida no cambiaba las cosas. Ni siquiera por el hecho de que él jamás sería capaz de hacerle daño. Ni siquiera porque sólo unos meses atrás le hubiese declarado su amor de la forma más simple y a la vez más sincera que pudiese imaginar. Ni siquiera porque ella estuviese perdidamente enamorada de él.
"But why should I try to resist
when baby I know so well...
that I've got you under my skin' Aunque en un primer momento estuvo tentada de negárselo por enésima vez, freno a tiempo; no hizo falta una nueva intervención estelar de la molesta voz. Al fin y al cabo, eso era lo que pasaba. No había otra explicación posible. ¡Por el amor de Dios! Ella, como periodista, habría sacado esa conclusión con la mitad de indicios. Además, no era la primera vez que se atrevía a reconocer esos sentimientos... ¡Si el idiota de Clark no hubiese retirado su declaración! Definitivamente, estaba enamorada de Clark Kent, y había requerido la molesta irrupción de Mayson Drake para ser honesta consigo misma y, lo más importante, con Clark. Sólo esperaba que no fuese demasiado tarde.
Apenas unos segundos después, sus manos estaban sobre el teléfono y, en cuanto hubo descolgado el auricular, marcó el número que tan bien conocía.
-¿Lois?-.
Después de unos suaves golpes en el marco de la ventana, ésta se había abierto. El movimiento había sido seguido por una breve ráfaga de viento, la señal que habitualmente anunciaba la llegada de Superman
-Eh... Hola, Superman. Lo siento... No te he oído llegar-.
Con una de las expresiones que había visto en su cara cientos de veces antes, Superman empezó a excusarse. –Si estás ocupada puedo volver en otro momento.-
Mirando sucesivamente a Superman y al teléfono, todavía en su mano, intentó ofrecer una respuesta semicoherente. Movió la mano que sujetaba el auricular en un gesto que inmediatamente le pareció de lo más obvio, casi ridículo. –No... Estaba... -
-¿Llamando a alguien?-.
Desviando la mirada, mientras sus mejillas cambiaban de color no muy sutilmente, contestó. –Sí. Intentaba hablar con Clark, pero no está en casa... Supongo que seguirá con Mayson. En fin... Yo me fui del baile antes, así que... Da igual. No es importante.-
Superman se dirigió a ella con gesto preocupado. –Lois, ¿estás bien? ¿Para qué llamabas a Clark? Porque si es urgente, puedo intentar localizarle.-
-No, no es urgente. Era una tontería; no merece la pena que le molestes. –
-Lois... -
-Te va a parecer ridículo -. Con una timidez que muchos se habrían sorprendido de ver en Lois Lane, prosiguió. –Es que Clark y yo hemos bailado juntos hoy y.. – Y ¿qué? ¿Cómo le decías al hombre por el que habías estado suspirando durante meses que llamabas a su mejor amigo porque te habías dado cuenta de que tu vida sin él carecía de sentido? ¿Cómo decirle que ahora eras consciente de que tus sentimientos hacia él nunca habían sido reales? ¿Qué nunca realmente habías sentido un vacío en la boca del estómago al imaginarte el día a día sin su apoyo? Y sobre todo, ¿cómo le explicabas unos sentimientos que incluso a ti misma te costaba racionalizar? Aunque quizá ahí estuviera el error, porque no hay anda racional en el amor; eso había quedado ya demostrado. ¿O no? Ella llevaba meses luchando contra sus sentimientos hacia Clark y estos no habían hecho sino intensificarse. Al menos ahora era consciente de que eso no tenía porqué ser algo malo. Sólo pensar en la perspectiva de un futuro con Clark, de mañanas en las que lo primero que viese fuese su cara mientras aún yacía dormido, de frías tardes de invierno acurrucados en un sofá, era suficiente para que una sensación de felicidad como no había conocido antes le recorriese el cuerpo, de la cabeza a los pies. Y en ese instante se dio cuenta de que daba igual qué le dijese a Superman o cómo se lo dijese; lo único que importaba era hablar con Clark. Habían perdido demasiado tiempo ya por tonterías; no podía dejar que nada ni nadie más se siguiese interponiendo entre los dos.
Sin mirarle a la cara, comenzó a hablar de nuevo. –Verás, hay algo que necesito decirle a Clark. Quería hacerlo ahora porque me preocupa perder el valor que por fin he encontrado y.. -
La cara de aquel héroe al que medio mundo tenía como modelo a seguir pasó en unos instantes de preocupación a confusión y finalmente a comprensión. Poco a poco una sonrisa se fue formando en su rostro. –En ese caso, Lois, creo que no es a mí a quien necesitas.-
-No. Espera, no quería decir que te marchases. Sólo intentaba... -
-No te preocupes, Lois. De todas maneras tenía que marcharme ya.- Y después de ofrecerle una nueva sonrisa, se giró y volvió a salir por la ventana.
Cuando minutos después alguien llamó suavemente a su puerta, Lois aún seguía en el mismo sitio, con la mirada perdida en algún punto del cielo. No estaba segura de cuantas veces había golpeado el puño de su visitante la puerta del apartamento hasta que por fin reaccionó y se acercó a abrir.
-Clark, ¿qué haces aquí?
-Ehh... Me he encontrado con Superman y me ha dicho que andabas buscándome. Lois, ¿estás bien?-
-Sí. Es que... -
-¿Sí?-
Con una sonrisa y algo de color en las mejillas, Lois extendió su mano hasta que encontró la de Clark. -Nunca terminamos de bailar.-
FIN